Imagínese que usted acaba de llegar al aeropuerto César Augusto Sandino de Managua...
Toma su taxi, se dirige hacia Masaya cuando de repente un anuncio de alguna radioemisora del régimen sandinista llama a los nicaragüenses a rechazar la radio extranjera porque la que suena en Nicaragua debe ser nicaragüense, y sobre todo, sandinista. ¿Xenófobo verdad? Bueno, no sé si en Nicaragua suena algo así, pero aquí en Costa Rica, hace 8 años sí. En el 2015, a la Cámara Nacional de Radio, que incluye entre sus radioemisoras afiliadas, a Radio Libertad 570 AM, a CRC 89.1 Radio y a 103 (las tres concesionadas por la Fundación Ciudadelas de Libertad), fue acusada de xenófoba, lo cual desató otra teoría de conspiracion para cuestionar el trabajo de la Fundación, que en 49 años de existencia, sigue ayudando a los jóvenes de Desamparados.
¿Alguna razón para esta teoría de conspiracion?
En febrero del 2015, de las 140 radioemisoras en AM y FM con un título habilitante para operar (una concesión o un permiso) en el país, 71 de ellas (entre ellas tres de la Fundación, 89.1 FM, 103.1 FM y 570 AM) empezaron a ventilar una cuña que dice “Me gusta la radio costarricense hecha por ticos para los ticos”. Puede que hasta ahí la frase no suene tan discriminatoria pero la cosa empeora. CANARA tiene un programa panfletario que todos recordamos de cuando íbamos en la buseta para la escuela: Panorama (que a fuerza debe ser transmitido en 89.1 FM, en 103.1 FM y en 570 AM debido a la afiliación de estas tres radios de la Fundación a CANARA).
“La radio debe seguir siendo gratuita, diversa, pluralista y costarricense”, así se llamó el episodio de "Panorama" del 5 de febrero del 2015. Una rara contradicción porque exigen radio pluralista y diversa pero luego afirman que:
De manera preocupante, vemos un fenómeno de concentración de emisoras en cadenas trasnacionales, lo que debe inquietarnos. La radio tiene que ser costarricense (...) agrego, me gusta la radio hecha por ticos con el gusto de los ticos, con la cultura de los ticos, con los valores de los ticos. Por ejemplo, me gusta la radio que habla de vos en lugar de hablar de tú (sic).
Eso es odio puro y descarado. Vamos a cambiar una palabra para que suene más evidente: De manera preocupante, vemos un fenómeno de concentración de emisoras en cadenas venezolanas, lo que debe inquietarnos. La radio tiene que ser costarricense...
A ver: somos un país con aeropuerto, con embajadas desplegadas por el planeta y cuya economía se sostiene mayoritariamente por las divisas del turismo, nos defendemos con relaciones diplomáticas como pocos países porque no tenemos ejército, tenemos a medio país asalariado gracias a las zonas francas, vivimos entre nicaragüenses, españoles, gringos, colombianos y chinos (mayoritariamente), escuchamos radio con canciones de Shakira (en español) o Lady Gaga (en inglés) y ¿La radio tiene que ser costarricense? No, la radio tiene que ser libre, hecha por quien quiera. El extranjero es tan ciudadano como yo, sin privilegios y con las mismas responsabilidades que los costarricenses.
¿Cómo es que es preocupante un supuesto "fenómeno de concentración de emisoras trasnacionales”? ¿Por qué debe inquietarnos? Ambas preguntas siguen sin respuesta 8 años después. Los señores de CANARA, y en este caso la Fundación, asumían que todos entendíamos la catástrofe que implicaba el que extranjeros produzcan radio en Costa Rica.
Yo no lo entiendo, no sé cuál es la catástrofe de la radio extranjera y me asusta que no se explique porque me hace pensar que debería ser obvio, que todos deberíamos entender por qué la radio solo puede ser costarricense y eso sí que es preocupante. Los chamaquitos que iban para la escuela ese lunes de febrero del 2015 por la mañana, y posiblemente también los jóvenes becarios de la Fundación de la época, los cuales ya se graduaron y seguramente ya tienen un trabajo y hasta familia; escucharon Panorama, y les quedó en su cabeza que en Costa Rica no queremos acentos extranjeros (como decía la cuña). Eso sí es preocupante, eso es sembrarles la semilla del odio y ya sabemos como germinó en Ruanda, Yugoslavia, Gaza, Alemania y más recientemente en Rusia.
Así nos va; tenemos a casi 80 emisoras amparadas en la libertad de expresión invitándonos —con una cuña que suena entre canciones gringas y europeas— a preocuparnos por la concentración de emisoras extranjeras. Cómo le explico a mi familia que debemos rechazar la extranjería, cómo defiendo esa cuña entre los nicaragüenses que viven en Desamparados: vengan, por fa paguen sus impuestos, respeten la ley pero no hagan radio. Bienvenidos a Costa Rica.
Es cobarde que la Cámara Nacional de Radio apele al discurso de la intolerancia nacional por sus diferencias contra Multimedios Radio y la Central De Radios. Se aprovechan de la dignidad de las personas para defender sus intereses comerciales (y en el caso de la Fundación, sus intereses educacionales). Eso es lo que debe preocuparnos.
En diciembre del 2013 el Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto de Costa Rica presentó la Política Nacional para una sociedad libre de racismo, discriminación racial y xenofobia elaborada por Costa Rica en consulta con organizaciones de la sociedad civil y con el apoyo de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (OACDH).
Dijo la vicecanciller de la época: "Vemos en el horizonte una sociedad costarricense libre de racismo, discriminación racial y xenofobia que sólo puede lograrse a partir de la garantía del ejercicio pleno de los derechos humanos de los pueblos indígenas, afrodescendientes, poblaciones de migrantes y refugiados que habitan en nuestro país".
Sería bueno que CANARA conozca ese compromiso y lo utilice para revisar su publicidad. Demandar que la radio no suene extranjera es querer amputarles el ejercicio pleno de sus derechos humanos a los personas migrantes en nuestro país.
También habría que recordarle a CANARA de dónde viene la radio, los orígenes de la mayoría del material con el que se lucran (y en este caso, la mayoría del material con el que les pagan sus becas a los jóvenes de la Fundación) y la herencia genética de nuestro país. El mundo no es otra cosa que una historia de migraciones.
Y bueno, aquí es donde nuestros lectores se preguntarán: ¿Y entonces donde está la teoría de conspiración?
Pues la teoría de conspiración consiste en que la versión de CANARA dejó entrever, al menos en Desamparados, que la Fundación Ciudadelas de Libertad se había vuelto "xenófoba", pero a la fecha, la Fundación se ha mantenido al márgen respecto a este asunto. Pero eso trajo consigo, una inusual polarización entre los jóvenes del Programa de Liderazgo Juvenil de la Fundación, y al mismo tiempo, el surgimiento de esta teoría de conspiración.
Según se comenta, este tema terminó por polarizar a los jóvenes becarios de la Fundación, pues posiblemente en la Fundación haya desamparadeños que nacieron en el extranjero, principalmente en Nicaragua, y que se vieron afectados por ese aviso.
Ya han pasado 8 años de todo este asunto, y la Fundación aún sigue al márgen sobre esas acusaciones, pese a estar tres de sus cuatro radioemisoras afiliadas a CANARA.
Y como la Fundación se ha mantenido al márgen del caso, esta historia quedó como otra simple teoría de conspiración que desde hace 8 años, se ha venido difundiendo entre los desamparadeños.
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